Por mucho que pensemos,que tenemos una vida larga o corta,debemos ser conscientes de que toda la existencia se reduce a un momento,que nuestros sentidos y mente,perciben como algo extenso o breve.El pasado y el futuro,son solo parte,al igual que el presente, de una totalidad,que es difícil de comprender o siquiera imaginar.En términos simples,la vida se reduce al instante,en abrir y cerrar de ojos,un pestañar,que recibimos como un conjunto de momentos,a los cuales,llamamos existir.El nacer,vivir y morir,es una cadena de transmigraciones de nuestra alma,en diferentes contextos de existencia,cuerpos físicos,rodeado de personas,seres vivos y cosas,que son tan frágiles y efímeros como nuestro cuerpo y mente.Somos un ser consciente,en mayor o menor grado, de si mismo y la realidad,que viaja como peregrino del universo y las dimensiones internas,en busca de la verdad,que radica en su interior,pero que se deja encandilar por las luminarias del mundo ilusorio o externo,que no es más que un espejo,que refleja nuestro interior o que es el resultado de la proyección de nuestro subconsciente y consciente parcial.
Venimos al maya a despertar e iluminarnos con la luz de la consciencia personal y colectiva.Venimos al mundo a aprender,crecer,amar y hacer el bién a nuestros semejantes, prendiendo la luz interna,para prenderla en las lámparas de los semejantes,para incrementar nuestra flama y no disminuirla,al igual,que luz de los otros,a través,del servicio y la generosidad universal.Sólo somos discípulos de Dios y maestros de nuestros semejantes,con lo que pensamos,sentimos,decimos y hacemos por-con los demás.El ejemplo o muestra es la clave del aprendizaje personal y colectivo.¡Namasté!.