A veces, en la existencia, se presentan situaciones o hechos, que no podemos controlar o amortiguar sus consecuencias, para lo cual, se hace necesario e indispensable, un cambio de actitud, es decir, aceptar el suceso, como algo inevitable y que escapa de nuestras manos, como el agua entre los dedos. La resistencia al hecho,sólo te conlleva al sufrimiento opcional y el dolor inevitable.Por lo tanto,para soslayar o amilanar en algo, no debemos golpear nuestra psiqui , como la cabeza contra la pared, recordar lo pasado, dándole dimensiones monstruosas, torturándonos al pensar, que podemos hacer que el río vuelva a su flujo al origen, las montañas. Debemos correr con él, como la pluma que fluye sin resistir a la corriente y termina, en el mar. Este pensamiento, es aplicable, a hechos nefastos y terribles, tales como:la muerte de un ser amado, la pérdida de un empleo, la pérdida de una relación amorosa, la inevitable muerte física personal, etcétera.
Sin embargo, si las situaciones están al alcance, para ser solucionadas, debemos entregarnos, con todas nuestras armas de luz, a luchar por el logro de nuestra meta, el resolver el problema o ayudar al semejante que lo necesita. Si nos dejamos llevar por la consciencia del ser, que controle, la mente y sus facultades, conjuntamente, con las acciones adecuadas, planificadas, con persistencia, paciencia e inteligencia emocional e intelectual armonizada, y lograremos derribar los muros del temor, lo imposible; a pesar de todos los diagnósticos adversos y toda la oposición humana o personal, que experimentemos. ¡Quién cree, crea ! .
¡¡¡ Namasté!!!.
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