Algunas veces,se hace necesario e indispensable,hacer una introspección o auto-análisis,en relación a nuestro proceder diario,aparentemente correcto,pues es muy posible o probable,que exista más de alguna una conducta errada,con respecto a los demás,a pesar que no nos demos cuenta o no alcancemos a percibir aquello,pues es común y corriente,creer,ciegamente,que estamos actuando bién,cuando en realidad,estamos dañando o agrediendo,sin ser conscientes,de nuestra falla o equivocacíón.
El ego tiene más formas patentes y otras más sutiles,para expresarse y utilizar nuestra mente,sentidos,palabras y acciones,para manifestar su violencia nociva,hacia los semejantes,llámese familia,pareja,amigos,compañeros de trabajo o los otros seres vivos.
Es entonces,cuando debemos profundizar en el interior del ser,para escuchar con respeto,las advertencias,a veces majaderas,de la vida y los otros,con respecto a nuestro comportamiento cotidiano.Lo que parece un desaire de las personas hacia nosotros,puede ser un síntoma de un hábito invasivo o agresivo,que hiere,hondamente,el alma de los otros,pero existimos tan convencidos,que llevamos un accionar correcto y que los otros individuos son los equivocados,que vivimos en la ignorancia del pecado cometido,a veces,reiteratívamente,concretado.No porque seguimos el sendero de la espiritualidad,seremos perfectos e inefables,pues el ego es un árbol con muchas raíces,muchas ramas y hojas.Además,para convertirnos en seres iluminados o plenamente despiertos,hace falta una consciencia total y universal,que muchos de nosotros,nos negamos a creer o otros alimentamos,pobremente.Por tanto,el yo artificial,tiene una multiplicidad de maneras de expresarse,para hacer la existencia de uno y los demás,miserable e infeliz o,al menos,parte de ella.Sólo alcanzaremos el éxito de la consciencia plena y dichosa,cuando reemplacemos,totalmente,los defectos por virtudes cristalizadas en el accionar diario,guiados por la sinceridad,naturalidad y expontaneidad del proceder cotidiano,basados en el amor incondicional,la paz mental y la alegría continua de vivir,manifestada en actos bondadosos y desinteresados,en los cuales,no se espere reconocimiento o pago alguno,por ellos.
Con lo anterior,no trato de aseverar,para que no se me mal interprete,como una identidad totalmente malvada,a las personas o seres vivos,pues,me atrevo a afirmar,que pasamos por estados pasajeros de polaridad,llámense: bién o mal.Sin embargo,es vital para ser felices,aprender de los errores nuestros,con inteligencia,y de los errores de los otros,con sabiduría,tratando,¡siempre!,de convertir las equivocaciones en aciertos o virtudes expresadas,corrigiendo las faltas cometidas hacia nosotros o los semejantes,de manera concreta y nítida,perdonándonos a nosotros mismos y los demás,pidiendo perdón por los desaciertos y daños a los otros,tanto a Dios como los seres humanos o seres vivos.De esta manera,sólo teniendo esta conducta,podremos ser plenos y útiles,desarrollarnos y crecer,en las multifacéticas maneras de expresión del ser humano y,sobretodo,la faceta espiritual,que es la más importante.¡Namasté!.
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